domingo, 30 de octubre de 2016

Camino de finalizar la quimioterapia

Voy camino de acabar la quimioterapia, el miércoles próximo (2 de noviembre) me toca la sexta y última.

Durante el resto de sesiones y el tiempo entre cada una de ellas he estado bastante bien, sin excesivos efectos secundarios aunque no me he librado de unos cuantos.

Entre la primera y la segunda sesión el pelo empezó a caerse, cada vez que me lavaba la cabeza se caía a mechones y encima se me llenaba la cara y el cuerpo de pelos y la ducha se quedaba hecha un desastre así que decidí que lo mejor era raparme. No sólo porque se estuviera cayendo sino porque además es una sensación muy desagradable notar como te tira el cuero cabelludo, supongo que se debe a que el pelo está "desprendiéndose" y es como si te estuvieran tirando de él, duele al dormir, si te da el aire, al pasarte la mano... en fin, muy incómodo y una vez que sabes que se va a caer lo mejor es raparse. Creo que seguir el proceso de cortarse el pelo muy corto y tiempo después raparse es lo mejor ¿por qué? porque poco a poco te vas acostumbrando a tu nueva imagen, es menos brusco que cortarse y raparse el mismo día.

Pensé hacer algo especial para raparme la cabeza, estoy pasando por una situación difícil en estos momentos, la quimioterapia no es fácil, el haberme operado de un tumor cancerígeno tampoco así que le pedí a Ángel que fuera él quien me rapara (no es nada agradable pasarle a alguien la maquinilla cuando es por enfermedad, por eso mismo se lo agradezco infinitamente) y que lo hiciera al aire libre. Dicen que el pelo crece después de manera diferente, tanto en textura como en color, así que lancé mis viejos pelos al viento, en las gargantas del Tarn.

Esta foto nos la hizo Jesús, tengo la suerte de contar con el apoyo de toda mi familia y de mis amigos, puedo decir que soy una mujer afortunada, mis amigos son mi familia. Mil gracias Jesús y Miryam (e Izan) por pasar conmigo esos momentos, os quiero un montón.


Ángel, Miryam, Jesús e Izan... y yo. Esperando unas galettes que estuvieron de muerte.

La segunda sesión fue mucho mejor, ya sabía de qué iba la cosa con lo que el miedo ya no estaba presente. El problema fue que al llegar a casa empecé a sentirme rara y terminé con nauseas, no vomité pero me sentí fatal durante un buen rato, como aquello no se acababa de pasar y era incapaz de comer me metí en la cama, si el cuerpo te pide descansar hay que hacerle caso, no forzarse y si no te apetece comer en ese momento, no importa ya comerás al día siguiente.

Es importante seguir un ritmo de comida, de descanso, dejarse mimar (gracias Miryam por el masaje de pies), pero también hay que ser indulgente consigo mismo y si hay que saltarse una comida pues no pasa nada.

La tercera sesión fue aún mejor, ni nauseas ni malestar.
La cuarta cambió la medicación que me ponen, ahora es Taxotere, la sesión es mucho más corta, y la medicación previa también lo es. No hay náuseas ni vómitos y el estómago está mucho más normalizado.
Mientras inyectan la medicación me ponen unos patucos congelados y unas manoplas (importante ponerse calcetines y guantes debajo sino duele mucho por el frío), el Taxotere afecta a las terminaciones nerviosas con lo que es posible tener hormigueo en las puntas de los dedos en manos y pies, pero si usas durante la sesión las manoplas y los patucos se reduce mucho la posibilidad del hormigueo.
Al final de la cuarta sesión vomité, eché la culpa a la comida del hospital que no es muy agradable, pero me dijeron que es parte de los efectos secundarios, no fue gran cosa pero curiosamente ya no soporto comer en el hospital (la mente que puede más de lo que creemos).
La quinta sesión ha sido "casi perfecta", ni vómitos, ni nauseas, ni hormigueo... nada.

Entre cada una de las sesiones hay ido cayéndose cada vez más el pelo de las cejas y de las pestañas, no me he quedado sin ellas pero están muy despobladas. En las axilas, piernas y pubis nada de nada, ventaja: no hay que depilarse, desventaja: que no lo has elegido tu y que cada vez que vas al baño eso es un aspersor jajajajaja.
Las cejas pueden maquillarse, mejor con un lápiz de cejas, es más duro que uno de ojos y un poco más permanente, sino la cara acaba llenándose de churretes.

Me empezó a llorar el ojo derecho, ahora me pongo a diario antes de dormir una pomada de vitamina A en los párpados, y me enjuago dos veces al día con una solución de ácido bórico. Total que antes de dormir me lavo los dientes, me lavo los ojos, me pongo la pomada, la crema con los aceites y el gorro de dormir... un show. 

He decidido no usar peluca, por lo que he visto en otros blogs y por las experiencias de otras mujeres, suele ser bastante incómodo. Si es verano da calor, además pica la piel, necesita un mantenimiento y no siempre te identificas con la imagen que ves. Es mi decisión pero también entiendo que hay mujeres que no soporten verse calvas.

Mi amiga Miryam me he regalado dos pañuelos para estrenar el rapado y yo me he hecho con unos cuantos más. Lo más cómodo es usar una braga de montaña o de bici, son elásticas, se ajustan muy bien y puedes ponerlas debajo del pañuelo, solas o encima del pañuelo. Ya soy una experta en modos y maneras de poner un pañuelo. Además la braga viene muy bien para dormir, no molesta en absoluto.



Aunque verme sin pelo es algo raro, ya me acostumbré y la verdad es que la imagen del espejo no me es ajena, soy yo, diferente pero yo misma.




Después de la quinta sesión la piel de la cara se me ha secado mucho, me ha salido una rojez que me molesta y que hace que la piel me tire ¿solución? mezclar la crema hidratante con aceite de rosa mosqueta y aceite de caléndula, en menos de una semana ha vuelto a la normalidad, la normalidad de la sequedad claro está porque la piel se deshidrata mucho durante la quimio.
A partir de la cuarta sesión debo llevar maquilladas las uñas de manos y pies para evitar que se fragilicen, además tiene que ser una laca de uñas oscura para evitar que el sol dé en las uñas, cada vez que me las desmaquillo observo que están perfectas así que seguiremos con las uñas pintadas. Uso una laca de uñas especial para pacientes de quimioterapia, no lleva tolueno.

Otra cosa que cuido más que antes es el tipo de jabón, utilizo jabón en pastilla tanto en el lavabo como en la ducha, el que mejor me va es el de Alepo, es más graso que un jabón normal y mantiene la piel hidratada.

Entre cada sesión sigo con la homeopatía, tomo a diario cápsulas de lactobacilus y equinacea para reforzar el sistema inmunológico e intento cuidar la alimentación para no cargar el hígado (es el que filtra toda la medicación y si se satura empiezas a estar mucho más cansada). Intento comer biológico, no como chocolate ni tomo alcohol (esto último no ha sido ningún esfuerzo, no bebo) e intento beber bastante agua.

Intento, y lo recomiendo, hacer vida normal, lo más normal posible, sin forzarse, sin cansarse pero haciendo las cosas que uno hace a diario, de esa manera no sientes que estás enfermo, de hecho en la cuarta y quinta sesión viajé a Madrid y Barcelona y aunque estaba algo cansada los primeros días no lo estaba más que en sesiones anteriores.

En resumen: esto es difícil pero no tanto como pensaba y me habían dicho, mi cuerpo está reaccionando mejor de lo que yo esperaba y si la quimioterapia evita que haya células cancerígenas que puedan estar viajando por mi cuerpo y que el cáncer vuelva a aparecer, pues bienvenida sea... aunque espero que nunca más tenga que volver a utilizarla.

La próxima vez que escriba será para contar mi última sesión. ¡¡¡Yupi!!!



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