domingo, 28 de agosto de 2016

Reservorio o Port-a-cath

Antes de comenzar con las sesiones de quimioterapia hay que implantar un reservorio, más conocido como Port-a-cath que es el nombre de la marca que lo fabrica. Es un catéter que se implanta bajo la piel, debajo de la clavícula y que va a una vena. A la hora de poner la quimio se pincha directamente en el dispositivo a través de la piel.
La función del aparatito en cuestión es la de facilitar la administración de las sustancias de la quimioterapia. Parece ser que antes de existir este chisme se hacía inyectando directamente en las venas del brazo pero como la quimio es tan agresiva se deterioraban las venas. Bueno, no hay mucho donde elegir así que hay que ponerlo. A una le surge la duda de si realmente es tan necesario o es otro invento más de algún fabricante que se está haciendo de oro, pero prefiero pensar que es algo útil.

En principio la operación es sencilla, no suele durar más de una hora y se hace bajo anestesia local.


Para la implantación del aparatejo me citan a las 13:00 en el hospital, me habían dado la opción de tomar un barbitúrico para estar relajada pero como estoy tranquila prefiero no tomar nada. Sí he tenido que hacer el protocolo previo de la ducha con betadine (dos veces) y poco más. Espero en una habitación con el pijama de quirófano y una enfermera me explica someramente lo que van a hacer.

Paso a quirófano, es muy curioso tiene ventanas a la calle, viene una enfermera que me coloca toda la parafernalia del "campo de operaciones" (suena a batalla militar) y el cirujano me explica lo que va a hacer y lo que yo voy a notar: hará una incisión en la piel con un bisturí eléctrico y oleré a barbacoa, o sea a pollo chamuscado, y cuando me toque algún músculo sentiré como pequeños tirones, eso es porque el músculo reacciona. Bueno, entendido, ya no me puedo escapar.

Finalmente la operación duró dos horas y media, lo pasé mal sobre todo la última hora. El problema estaba en que mi vena subclavia era pequeña y profunda así que tuvieron que cerrar y cauterizar y abrir más arriba y enganchar a la aorta. No es que me doliera, estaba con anestesia local, pero "sentía" los tirones, los golpes, era bastante desagradable... cómo me estaba empezando a poner nerviosa me colocaron la máscara con un tranquilizante pero me debió tocar la enfermera novata, muy simpática pero muy torpe; me tenía que estar moviendo para colocarme bien delante de la máscara con lo que me ponía más nerviosa, cada vez que se movía el músculo yo daba un salto porque aquello empezaba a ser cada vez más desagradable. En fin, después de dos horas y media, dos cirujanos y una enfermera torpe, me cosen (notaba como pasaba la aguja y el hilo) y acaban. Para rematar la faena la enfermera poco hábil me quita los esparadrapos del campo de operaciones tirándome del pelo, una joya de mujer, más vale que se dedicara a otra cosa o que adquiera experiencia con muñecos.

Al salir del quirófano tantos nervios me traicionan y me echo a llorar, Ángel ya estaba "mosca" y suponía que pasaba algo porque tanto tiempo no era normal. Le digo a las enfermeras que me acompañan que si quitarlo es así de desagradable pido anestesia general, pero ya me han dicho que no me preocupe que es abrir y tirar. Eso espero, aunque de momento faltan unos meses para quitármelo.

Siento un dolor bastante incómodo, me cuesta girar la cabeza y estoy agotada. Llego a casa, me acuesto y a dormir para recuperarme cuanto antes. Pues no es tan fácil, cada vez que me tengo que mover es una aventura y acostarme y levantarme otra. Ángel me enseña un truco que consiste en cogerme la cabeza con la mano y acompañarla hasta la almohada, lo mismo para levantarme. Lo paso peor que con el postoperatorio del pecho, pero es lo que toca.

Otra semana de curas hasta que llegue la quimio.

Ahí va una foto con los apósitos para ver dónde cae más o menos el Por-a-cath.

 
 Con todo esto no quiero asustar a nadie que tenga que ponerse el Por-a-cath, parece ser que lo normal es que sea fácil y no dé problemas pero a mí me tocó la vena escondida y la enfermera inútil, ¡qué le vamos a hacer!

Ahora a recuperarme y a coger fuerzas para la quimio, eso sí me estoy poniendo como un "cochino", con la excusa de coger fuerzas como todo lo que me apetece y como tengo apetito pues hay que aprovechar por lo que pueda venir.

Si alguien quiere preguntarme algo y puedo ayudar aquí está mi email:

viernes, 12 de agosto de 2016

Y ahora toca... quimioterapia


El post-operatorio ha sido perfecto, casi ni me lo creo. Las curas han ido fenomenal, sin dolor y las cicatrices tienen un aspecto estupendo, además no tengo puntos externos con lo cual todo es más fácil. Las curas me las hacen cada dos días, las enfermeras vienen a casa y ni me entero. Me siento bien acompañada.

El 21 de junio tengo la cita con el cirujano, ya sabré exactamente con qué me voy a enfrentar... y bueno, no es grave pero toca quimio, radio y hormonoterapia, completito. La razón es que después de analizar el tumor, hay células con capacidad de reproducción rápida, dado que tengo 53 años no quieren arriesgarse a que alguna célula se haya escapado y ande dando vueltas por ahí y el tumor pueda reproducirse. Insisten en que es preventiva, y así lo creo.

Confieso que no esperaba la quimioterapia pero es lo que hay. Lo más curioso es que muchas veces había pensado que quizá si en algún momento de mi vida tuviera que pasar por esto no me sometería a la quimio, la fama de veneno para la salud asusta bastante, pero cuando estás frente al cáncer y sabes que la estadística de curación es muy alta no lo dudas. Afrontas la situación y adelante. Eso no significa que además me esté apoyando en otras medicinas como la homeopatía. Y sobre todo el apoyo incondicional de mi pareja, padres, hermanos, primos y amigos... soy muy afortunada. Pero eso ya será para otra entrada del blog.

Se programan 6 sesiones de quimio con 21 días de intervalo entre ellas, eso dará tiempo a que me recupere y una vez finalizado descanso de un mes y 8 sesiones seguidas de radioterapia y después la hormonoterapia, eso durará 5 años y después espero decir de una vez que esto pasa a ser una enfermedad superada.

La primera sesión será el 19 de julio, así que aprovechamos para ir a España a visitar a la familia y amigos... mis padres necesitan verme, saber que estoy bien. Han sido diez días entre Valladolid donde viven mi suegra y mis cuñados, y Madrid donde viven mis padres y hermanos y la mayor parte de mis amigos, ¡ah! y mi médico de cabecera Pilar, me ha tranquilizado muchísimo me ha dado todos los ánimos del mundo y me ha explicado muchas cosas. Y he vuelto llena de cariño, de energía positiva y de todo el apoyo del mundo. Gracias a todos. ¡Os quiero un montón!

Vuelta a Francia y a empezar el tratamiento... 


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