domingo, 4 de diciembre de 2016

Bye, bye quimioterapia… hello radioterapia

¡Fin! acabé la sexta y última sesión de quimio, ha pasado un mes desde que me la pusieron y parece que poco a poco mi cuerpo va recuperando cierta "normalidad", lógico por otra parte, porque esta vez no ha habido nuevo "chute" y el hígado sigue desintoxicándose (ayudado por la homeopatía).

Los efectos secundarios de esta última han sido muy similares a los anteriores, la piel de la cara la tengo muy alterada pero poco a poco se va estabilizando a base de cuidados diarios, aceites, cremas e intentar beber más agua.
La lengua la he tenido blanca casi dos semanas pero ya está rosadita, como debe estar. La sensación de sabor extraño en la boca persiste sobre todo con alimentos dulces, y eso que no tomo azúcar, pero estos días no he podido evitar probar el turrón; al principio sabe normal pero el sabor residual es ligeramente amargo.

Comencé la radioterapia el 29 de noviembre, primero me hicieron un escáner de simulación, te pintan el pecho para saber exactamente la zona a radiar. Una vez que lo tienen delimitado hacen un tatuaje (sí, es para siempre), como unos pequeños lunares, para tener la referencia durante las sesiones, ese tatuaje no duele, es como un pequeño pinchazo, muy ligero… ahora tengo cuatro lunares nuevos.
Serán 33 sesiones en total: 25 normales, es decir radian el pecho, y 8 específicas que van directamente al lugar en donde estaba el tumor. Al principio me asusté, me pareció mucho pero me dijeron que no, que es lo normal.

La enfermera me dijo que además de las cremas hidratantes correspondientes me buscara a alguien que "quitara el fuego", o sea a alguna persona que quite quemaduras, algún "curandero". Que esto te lo digan en el hospital me parece de ciencia-ficción, creo que aquí las cosas se ven de otra manera.
Yo ya he tenido la experiencia de una quemadura en la mano y gracias a una persona de las que curan las quemaduras a distancia no tengo ni el más mínimo rastro, se lo agradezco a Alfredo, mi amigo masajista, que hablara con su amigo Felipe. Ahora cuento con él para las posibles quemaduras de la radioterapia.

La radioterapia no tiene nada que ver con la quimioterapia, te tumbas en una mesa y un aparato que está suspendido es el que realiza la radiación, no dura más de diez minutos, no sientes nada pero sabes que la radiación está ahí. Yo la contemplo como algo que me va a evitar la recidiva, que si queda alguna célula cancerígena va a acabar con ella. De momento sólo llevo cuatro sesiones y no he notado ni rojeces ni deshidratación, es pronto aún y además me doy la crema a diario, he suspendido los aceites, ahora no son recomendables. Nunca debo ponerme la crema antes de la sesión y utilizar siempre algodón sobre la piel.
La crema que me estoy poniendo es de Avéne: "XeraCalm A.D Baume relipidant", me va muy bien y la uso también para rehidratar la cara. Con las prendas de algodón no me estoy complicando la vida, como ya no uso sujetador pues uso una camiseta de algodón siempre debajo de lo que me ponga.

El pelo ha empezado a crecer, ya se veía una ligera pelusilla una semana antes de la última sesión de quimio, lo que crece es una pelusa parecida a las plumas de los pollos así que entre que no tengo pelo en todo el cuerpo, las cejas se me han despoblado, he perdido las pestañas y la cabeza es un nido de plumas tengo un aspecto de risa. Ante tamañas pintas he decidido afeitarme la cabeza para que el pelo crezca uniforme, aunque al que le ha tocado afeitarme la cabeza es a Ángel. He leído en varios blogs sobre esto y la experiencia de la mayoría de las mujeres es la misma, primero las plumas y después se afeitan. Al fin y al cabo un mes arriba o abajo de pañuelos y gorros no va a ningún sitio.

Dicen que tengo aspecto de alguien del futuro, de alien vamos, y puede ser… es verdad que los extraterrestres se representan muchas veces sin cejas ni pestañas y calvos, menos mal que por lo menos no tengo tres dedos largos en las manos.

Como siempre digo, espero que mi experiencia os sirva para algo, a mí me ha ayudado leer a otras personas. La próxima entrada irá de distracciones varias para mantener la cabeza ocupada.

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viernes, 4 de noviembre de 2016

Mil y una maneras de ponerse un pañuelo durante la quimioterapia

Serán menos de mil y una maneras de ponerse un pañuelo, pero serán unas cuantas y diferentes.

Empiezo con un vídeo sobre cómo ponerse una braga de montaña, utilizo dos para darle un aire diferente y que se sujete mejor.

Espero que os sirva.




domingo, 30 de octubre de 2016

Camino de finalizar la quimioterapia

Voy camino de acabar la quimioterapia, el miércoles próximo (2 de noviembre) me toca la sexta y última.

Durante el resto de sesiones y el tiempo entre cada una de ellas he estado bastante bien, sin excesivos efectos secundarios aunque no me he librado de unos cuantos.

Entre la primera y la segunda sesión el pelo empezó a caerse, cada vez que me lavaba la cabeza se caía a mechones y encima se me llenaba la cara y el cuerpo de pelos y la ducha se quedaba hecha un desastre así que decidí que lo mejor era raparme. No sólo porque se estuviera cayendo sino porque además es una sensación muy desagradable notar como te tira el cuero cabelludo, supongo que se debe a que el pelo está "desprendiéndose" y es como si te estuvieran tirando de él, duele al dormir, si te da el aire, al pasarte la mano... en fin, muy incómodo y una vez que sabes que se va a caer lo mejor es raparse. Creo que seguir el proceso de cortarse el pelo muy corto y tiempo después raparse es lo mejor ¿por qué? porque poco a poco te vas acostumbrando a tu nueva imagen, es menos brusco que cortarse y raparse el mismo día.

Pensé hacer algo especial para raparme la cabeza, estoy pasando por una situación difícil en estos momentos, la quimioterapia no es fácil, el haberme operado de un tumor cancerígeno tampoco así que le pedí a Ángel que fuera él quien me rapara (no es nada agradable pasarle a alguien la maquinilla cuando es por enfermedad, por eso mismo se lo agradezco infinitamente) y que lo hiciera al aire libre. Dicen que el pelo crece después de manera diferente, tanto en textura como en color, así que lancé mis viejos pelos al viento, en las gargantas del Tarn.

Esta foto nos la hizo Jesús, tengo la suerte de contar con el apoyo de toda mi familia y de mis amigos, puedo decir que soy una mujer afortunada, mis amigos son mi familia. Mil gracias Jesús y Miryam (e Izan) por pasar conmigo esos momentos, os quiero un montón.


Ángel, Miryam, Jesús e Izan... y yo. Esperando unas galettes que estuvieron de muerte.

La segunda sesión fue mucho mejor, ya sabía de qué iba la cosa con lo que el miedo ya no estaba presente. El problema fue que al llegar a casa empecé a sentirme rara y terminé con nauseas, no vomité pero me sentí fatal durante un buen rato, como aquello no se acababa de pasar y era incapaz de comer me metí en la cama, si el cuerpo te pide descansar hay que hacerle caso, no forzarse y si no te apetece comer en ese momento, no importa ya comerás al día siguiente.

Es importante seguir un ritmo de comida, de descanso, dejarse mimar (gracias Miryam por el masaje de pies), pero también hay que ser indulgente consigo mismo y si hay que saltarse una comida pues no pasa nada.

La tercera sesión fue aún mejor, ni nauseas ni malestar.
La cuarta cambió la medicación que me ponen, ahora es Taxotere, la sesión es mucho más corta, y la medicación previa también lo es. No hay náuseas ni vómitos y el estómago está mucho más normalizado.
Mientras inyectan la medicación me ponen unos patucos congelados y unas manoplas (importante ponerse calcetines y guantes debajo sino duele mucho por el frío), el Taxotere afecta a las terminaciones nerviosas con lo que es posible tener hormigueo en las puntas de los dedos en manos y pies, pero si usas durante la sesión las manoplas y los patucos se reduce mucho la posibilidad del hormigueo.
Al final de la cuarta sesión vomité, eché la culpa a la comida del hospital que no es muy agradable, pero me dijeron que es parte de los efectos secundarios, no fue gran cosa pero curiosamente ya no soporto comer en el hospital (la mente que puede más de lo que creemos).
La quinta sesión ha sido "casi perfecta", ni vómitos, ni nauseas, ni hormigueo... nada.

Entre cada una de las sesiones hay ido cayéndose cada vez más el pelo de las cejas y de las pestañas, no me he quedado sin ellas pero están muy despobladas. En las axilas, piernas y pubis nada de nada, ventaja: no hay que depilarse, desventaja: que no lo has elegido tu y que cada vez que vas al baño eso es un aspersor jajajajaja.
Las cejas pueden maquillarse, mejor con un lápiz de cejas, es más duro que uno de ojos y un poco más permanente, sino la cara acaba llenándose de churretes.

Me empezó a llorar el ojo derecho, ahora me pongo a diario antes de dormir una pomada de vitamina A en los párpados, y me enjuago dos veces al día con una solución de ácido bórico. Total que antes de dormir me lavo los dientes, me lavo los ojos, me pongo la pomada, la crema con los aceites y el gorro de dormir... un show. 

He decidido no usar peluca, por lo que he visto en otros blogs y por las experiencias de otras mujeres, suele ser bastante incómodo. Si es verano da calor, además pica la piel, necesita un mantenimiento y no siempre te identificas con la imagen que ves. Es mi decisión pero también entiendo que hay mujeres que no soporten verse calvas.

Mi amiga Miryam me he regalado dos pañuelos para estrenar el rapado y yo me he hecho con unos cuantos más. Lo más cómodo es usar una braga de montaña o de bici, son elásticas, se ajustan muy bien y puedes ponerlas debajo del pañuelo, solas o encima del pañuelo. Ya soy una experta en modos y maneras de poner un pañuelo. Además la braga viene muy bien para dormir, no molesta en absoluto.



Aunque verme sin pelo es algo raro, ya me acostumbré y la verdad es que la imagen del espejo no me es ajena, soy yo, diferente pero yo misma.




Después de la quinta sesión la piel de la cara se me ha secado mucho, me ha salido una rojez que me molesta y que hace que la piel me tire ¿solución? mezclar la crema hidratante con aceite de rosa mosqueta y aceite de caléndula, en menos de una semana ha vuelto a la normalidad, la normalidad de la sequedad claro está porque la piel se deshidrata mucho durante la quimio.
A partir de la cuarta sesión debo llevar maquilladas las uñas de manos y pies para evitar que se fragilicen, además tiene que ser una laca de uñas oscura para evitar que el sol dé en las uñas, cada vez que me las desmaquillo observo que están perfectas así que seguiremos con las uñas pintadas. Uso una laca de uñas especial para pacientes de quimioterapia, no lleva tolueno.

Otra cosa que cuido más que antes es el tipo de jabón, utilizo jabón en pastilla tanto en el lavabo como en la ducha, el que mejor me va es el de Alepo, es más graso que un jabón normal y mantiene la piel hidratada.

Entre cada sesión sigo con la homeopatía, tomo a diario cápsulas de lactobacilus y equinacea para reforzar el sistema inmunológico e intento cuidar la alimentación para no cargar el hígado (es el que filtra toda la medicación y si se satura empiezas a estar mucho más cansada). Intento comer biológico, no como chocolate ni tomo alcohol (esto último no ha sido ningún esfuerzo, no bebo) e intento beber bastante agua.

Intento, y lo recomiendo, hacer vida normal, lo más normal posible, sin forzarse, sin cansarse pero haciendo las cosas que uno hace a diario, de esa manera no sientes que estás enfermo, de hecho en la cuarta y quinta sesión viajé a Madrid y Barcelona y aunque estaba algo cansada los primeros días no lo estaba más que en sesiones anteriores.

En resumen: esto es difícil pero no tanto como pensaba y me habían dicho, mi cuerpo está reaccionando mejor de lo que yo esperaba y si la quimioterapia evita que haya células cancerígenas que puedan estar viajando por mi cuerpo y que el cáncer vuelva a aparecer, pues bienvenida sea... aunque espero que nunca más tenga que volver a utilizarla.

La próxima vez que escriba será para contar mi última sesión. ¡¡¡Yupi!!!



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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Trucos que me ayudan a contrarrestar los efectos de la quimio

Ya pasó la primera cura de quimioterapia y han sido tres días llevaderos, bastante mejor de lo que esperaba. Aparte de los medicamentos que me dan en el hospital os cuento los trucos caseros que me ayudan mucho:

Para los ardores de estómago (quizá lo que más me ha incordiado):

.-Zumo de limón rebajado con agua: antes de comer me enjuago la boca con el zumo y bebo un trago. El limón contrarresta la acidez de estómago, es un alcalinizante. Como bastante mejor porque los ardores se mitigan mucho.

.-Jengibre: cada vez que me tomo una infusión (y son unas cuantas al cabo del día) pongo un trocito de jengibre dentro y después de terminada la infusión lo chupo como un caramelo y lo voy masticando poco a poco. Lo compro bio no hay gran diferencia de precio y me fío más que los que vienen de China... manías, o no.

.-Membrillo con jengibre: Dominique, mi vecino y peluquero, me trae una cocción de membrillo y jengibre, tomo un poquito todos los días varias veces y me calma mucho, además de que es una golosina.

.-Aloe: en este momento sólo tengo pastillas de aloe, en breve lo tomaré en jugo, de momento sólo lo tomé un día pero me dio buen resultado.

.-Bicarbonato: enjuagues a diario, tres veces sobre todo después de comer.

.-Aceite de árbol de té: para las aftas, si sale alguna con un bastoncillo aplicas un poco y en pocos días desaparecen, si se mezcla con aceite de jojoba mejor aún. Lo alterno con agua oxigenada a lo largo del día.

Para estar mejor en general:

.-Té verde: además de ser un buen antioxidante también es desintoxicante, me ayuda a mejorar la digestión y creo que a mi hígado le viene muy bien.

.-Homeopatía: he ido a ver a un médico homeópata y me ha mandado dos cosas para mejorar la digestión y aligerar el trabajo del hígado. Además tomo Lactibiane Reference, probióticos, el intestino está totalmente normalizado.

.-Alimentación: consumo más pescado que carne, añado algas (parece ser que absorben los metales pesados) a las ensaladas o al arroz, no están muy buenas, o al menos a mí no me entusiasman, pero si las rehidrato con zumo de manzana están pasables. En el desayuno tomo siempre que puedo té verde, zumo de piña o de uva con cúrcuma, jengibre en polvo y pimienta (todo esto es anti-inflamatorio), y pan con aceite de oliva y miel o avena con canela y miel, además de almendras, arándanos y nueces. He dejado de tomar leche de vaca, y me gusta, pero me apetece menos por lo que tomo leche de avena y para el calcio tomo quesos y yogures preferiblemente de cabra y oveja. E intentar comer el máximo de comida biológica. No se me ha quitado el hambre así que procuro comer todo lo que me apetece y escuchar a mi cuerpo. Desterrado el chocolate, y mira que me gusta, y mínimo de grasas. Procuro comer más verduras, frutas y legumbres.

.-Cicatrices: me pongo aceite de rosa mosqueta mezclado con aceite de jojoba, ambos esenciales y biológicos.

.-El día a día: procuro salir a diario a dar una vuelta aunque sea cortita, como estoy completamente normal no me cuesta ningún trabajo, procuro que me dé el sol aunque sean diez minutos diarios, eso hace que mi cuerpo se recargue, o eso es lo que creo. Intento meditar aunque sean cinco minutos antes de dormir, o al menos visualizar mi cuerpo, puede parecer una cosa rara pero también me ayuda a tranquilizar la mente. Gracias a Almudena, mi prima de Suiza, que me enseñó a practicarlo.


Me siento bien, tengo la sensación de que estoy completamente normal, me encuentro fuerte, con ganas de hacer cosas... exactamente así: me siento bien, pero es cierto que hay algo que me recuerda que en el fondo no estoy normal del todo, sé que la quimio anda circulando por mi sangre, que está haciendo su función con las células tumorales (si las hubiera, esperemos que no) pero que también está destruyendo células sanas, por eso debo estar fuerte y bien alimentada para que una vez que acabe este proceso mi cuerpo se recupere lo antes posible de los efectos de la quimio.




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Primera sesión de quimioterapia

La primera sesión de quimioterapia me tiene llena de incertidumbre, no sé cómo va a ser. Es cierto que leyendo algunos blogs despejas alguna duda pero te surgen otras y la mayoría de la gente, y una misma, piensa que la quimio es mucho peor que la misma operación, que va a ser duro, que vas a vomitar y vas a estar hecha unos zorros, tirada por los rincones y calva.
Bueno, pues no fue así ni mucho menos.

Para empezar me recibió una doctora que me tomó la tensión, me pesó, me auscultó y me hizo unas cuantas preguntas y me tranquilizó. Pasé después a una habitación para mí sola, una enfermera me explicó todo lo que me iban a hacer... nada complicado: pinchar una aguja que va por un lado directamente al Port-a-cath y por el otro al aparato en el que van poniendo las bolsas de la medicación previa a la quimio (para evitar náuseas y vómitos) y la quimio propiamente dicha.

Estuve todo el tiempo tumbada, no por nada doloroso sino que como era la primera vez estaba algo nerviosa y me preocupaba moverme, la sesión duró unas cuatro horas, llevaderas con un libro, paciencia y conversación con Ángel.

Unos días antes decidí cortarme el pelo, no quería esperar a que se empezara a caer y que me pareciera mucho más traumático, había leído que cuando encuentras mechones en la almohada no es nada agradable. No quería ir a la peluquería, no porque mi pelo fuera especial ni nada parecido, de hecho mi pelo es fino, sin mucha gracia y liso, muy liso. Simplemente quería que alguien cercano a mí me lo cortara, hacer algo especial, sentir que quien me cortara el pelo lo iba a hacer con cariño... y así fue. Mis vecinos, y ya buenos amigos, Claudine y Dominique se ofrecieron a cortármelo y fue un rato muy divertido, en su pequeño jardín, un sitio con un encanto especial, como son ellos. 





Recomiendo hacerlo así, sino cuando se cae es bastante incómodo, el cuero cabelludo está muy sensible y el pelo está como desprendido, hasta el aire molesta. 



¿Cómo he pasado los primeros días después de la sesión? pues el mismo día un poco rara, con el estómago extraño pero sin náuseas ni vómitos. A la mañana siguiente me desperté con mucha hambre y durante toda la semana comí bien, los tres primeros días tomé medicación para los vómitos y supongo que eso ha hecho que mi estómago se haya mantenido a raya.

Entre sesión y sesión descanso tres semanas, las dos siguientes han sido absolutamente normales, he tenido apetito, he dormido como siempre y me siento bien. es algo extraño pero sé que no estoy normal, estoy sometiéndome a un tratamiento de quimioterapia, algo bastante agresivo para mi cuerpo pero yo me siento normal, me siento bien.

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domingo, 28 de agosto de 2016

Reservorio o Port-a-cath

Antes de comenzar con las sesiones de quimioterapia hay que implantar un reservorio, más conocido como Port-a-cath que es el nombre de la marca que lo fabrica. Es un catéter que se implanta bajo la piel, debajo de la clavícula y que va a una vena. A la hora de poner la quimio se pincha directamente en el dispositivo a través de la piel.
La función del aparatito en cuestión es la de facilitar la administración de las sustancias de la quimioterapia. Parece ser que antes de existir este chisme se hacía inyectando directamente en las venas del brazo pero como la quimio es tan agresiva se deterioraban las venas. Bueno, no hay mucho donde elegir así que hay que ponerlo. A una le surge la duda de si realmente es tan necesario o es otro invento más de algún fabricante que se está haciendo de oro, pero prefiero pensar que es algo útil.

En principio la operación es sencilla, no suele durar más de una hora y se hace bajo anestesia local.


Para la implantación del aparatejo me citan a las 13:00 en el hospital, me habían dado la opción de tomar un barbitúrico para estar relajada pero como estoy tranquila prefiero no tomar nada. Sí he tenido que hacer el protocolo previo de la ducha con betadine (dos veces) y poco más. Espero en una habitación con el pijama de quirófano y una enfermera me explica someramente lo que van a hacer.

Paso a quirófano, es muy curioso tiene ventanas a la calle, viene una enfermera que me coloca toda la parafernalia del "campo de operaciones" (suena a batalla militar) y el cirujano me explica lo que va a hacer y lo que yo voy a notar: hará una incisión en la piel con un bisturí eléctrico y oleré a barbacoa, o sea a pollo chamuscado, y cuando me toque algún músculo sentiré como pequeños tirones, eso es porque el músculo reacciona. Bueno, entendido, ya no me puedo escapar.

Finalmente la operación duró dos horas y media, lo pasé mal sobre todo la última hora. El problema estaba en que mi vena subclavia era pequeña y profunda así que tuvieron que cerrar y cauterizar y abrir más arriba y enganchar a la aorta. No es que me doliera, estaba con anestesia local, pero "sentía" los tirones, los golpes, era bastante desagradable... cómo me estaba empezando a poner nerviosa me colocaron la máscara con un tranquilizante pero me debió tocar la enfermera novata, muy simpática pero muy torpe; me tenía que estar moviendo para colocarme bien delante de la máscara con lo que me ponía más nerviosa, cada vez que se movía el músculo yo daba un salto porque aquello empezaba a ser cada vez más desagradable. En fin, después de dos horas y media, dos cirujanos y una enfermera torpe, me cosen (notaba como pasaba la aguja y el hilo) y acaban. Para rematar la faena la enfermera poco hábil me quita los esparadrapos del campo de operaciones tirándome del pelo, una joya de mujer, más vale que se dedicara a otra cosa o que adquiera experiencia con muñecos.

Al salir del quirófano tantos nervios me traicionan y me echo a llorar, Ángel ya estaba "mosca" y suponía que pasaba algo porque tanto tiempo no era normal. Le digo a las enfermeras que me acompañan que si quitarlo es así de desagradable pido anestesia general, pero ya me han dicho que no me preocupe que es abrir y tirar. Eso espero, aunque de momento faltan unos meses para quitármelo.

Siento un dolor bastante incómodo, me cuesta girar la cabeza y estoy agotada. Llego a casa, me acuesto y a dormir para recuperarme cuanto antes. Pues no es tan fácil, cada vez que me tengo que mover es una aventura y acostarme y levantarme otra. Ángel me enseña un truco que consiste en cogerme la cabeza con la mano y acompañarla hasta la almohada, lo mismo para levantarme. Lo paso peor que con el postoperatorio del pecho, pero es lo que toca.

Otra semana de curas hasta que llegue la quimio.

Ahí va una foto con los apósitos para ver dónde cae más o menos el Por-a-cath.

 
 Con todo esto no quiero asustar a nadie que tenga que ponerse el Por-a-cath, parece ser que lo normal es que sea fácil y no dé problemas pero a mí me tocó la vena escondida y la enfermera inútil, ¡qué le vamos a hacer!

Ahora a recuperarme y a coger fuerzas para la quimio, eso sí me estoy poniendo como un "cochino", con la excusa de coger fuerzas como todo lo que me apetece y como tengo apetito pues hay que aprovechar por lo que pueda venir.

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viernes, 12 de agosto de 2016

Y ahora toca... quimioterapia


El post-operatorio ha sido perfecto, casi ni me lo creo. Las curas han ido fenomenal, sin dolor y las cicatrices tienen un aspecto estupendo, además no tengo puntos externos con lo cual todo es más fácil. Las curas me las hacen cada dos días, las enfermeras vienen a casa y ni me entero. Me siento bien acompañada.

El 21 de junio tengo la cita con el cirujano, ya sabré exactamente con qué me voy a enfrentar... y bueno, no es grave pero toca quimio, radio y hormonoterapia, completito. La razón es que después de analizar el tumor, hay células con capacidad de reproducción rápida, dado que tengo 53 años no quieren arriesgarse a que alguna célula se haya escapado y ande dando vueltas por ahí y el tumor pueda reproducirse. Insisten en que es preventiva, y así lo creo.

Confieso que no esperaba la quimioterapia pero es lo que hay. Lo más curioso es que muchas veces había pensado que quizá si en algún momento de mi vida tuviera que pasar por esto no me sometería a la quimio, la fama de veneno para la salud asusta bastante, pero cuando estás frente al cáncer y sabes que la estadística de curación es muy alta no lo dudas. Afrontas la situación y adelante. Eso no significa que además me esté apoyando en otras medicinas como la homeopatía. Y sobre todo el apoyo incondicional de mi pareja, padres, hermanos, primos y amigos... soy muy afortunada. Pero eso ya será para otra entrada del blog.

Se programan 6 sesiones de quimio con 21 días de intervalo entre ellas, eso dará tiempo a que me recupere y una vez finalizado descanso de un mes y 8 sesiones seguidas de radioterapia y después la hormonoterapia, eso durará 5 años y después espero decir de una vez que esto pasa a ser una enfermedad superada.

La primera sesión será el 19 de julio, así que aprovechamos para ir a España a visitar a la familia y amigos... mis padres necesitan verme, saber que estoy bien. Han sido diez días entre Valladolid donde viven mi suegra y mis cuñados, y Madrid donde viven mis padres y hermanos y la mayor parte de mis amigos, ¡ah! y mi médico de cabecera Pilar, me ha tranquilizado muchísimo me ha dado todos los ánimos del mundo y me ha explicado muchas cosas. Y he vuelto llena de cariño, de energía positiva y de todo el apoyo del mundo. Gracias a todos. ¡Os quiero un montón!

Vuelta a Francia y a empezar el tratamiento... 


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domingo, 31 de julio de 2016

Operación del tumor

Bueno... pues ya llegó el día.

Nervios, miedo por si se encuentran con algo más o el ganglio centinela está afectado, la preocupación normal de la anestesia general ¡yo qué sé! mil cosas que bullen sin parar en la cabeza.

Ángel me lleva en al moto a ver "Le cirque de Navacelles", un regalo, me empapo del aire fresco y puro de la naturaleza, quiero ir bien cargada de todo lo bueno que me rodea... gracias Ángel, por estar pero sobre todo por ser.

El día 5 llegan desde España mi hermana, mi hermano y mi cuñado. Merce, Luis Mari y Jose. He de reconocer que reconforta mucho tener a tus hermanos al lado. Somos tres hermanos, yo soy la mayor y les llevo seis y siete años, pero de repente ellos cuidan de mí, cuando siempre fui yo la responsable.

Dejamos a Bety con unos vecinos, me dio pena despedirme de ella, supongo que los nervios me traicionaban y la abracé antes de irme, sólo conseguí ponerla nerviosa... luego nos contaron que por al noche lloró y aulló un par de veces, no sabía dónde estaba, pobre. 


Ingreso el mismo día a las 7:30 de la mañana, antes de comenzar la operación viene una enfermera para confirmar todos los datos, hasta ahí es lo normal pero empezó a preguntarme cuáles eran mis miedos, mis preocupaciones.
Estuvimos casi una hora y media hablando, para mí ha sido bastante sorprendente, hace más de 25 años que no entro a un quirófano y la experiencia fue muy distinta, me sentí como si fuera alguien anónimo, sólo un caso a operar. Ahora ha sido muy diferente, me sentía realmente acompañada, mi mayor preocupación era que que me curase, que no encontraran nada más que lo que ya se había visto en la resonancia, y el dolor... tenía miedo al dolor. Todo eso lo anotó y me aseguró que iban a hacer todo lo posible por evitarme el dolor, aunque me dijo también que la cirugía de la mama no es dolorosa. 

 Me dan la pastilla del "atontamiento", un sedante. ¡Y cómo funciona! en media hora estaba medio dormida y muy tranquila. 

Mientras, mis hermanos y mi cuñado informando a toda la familia, cada día estoy más convencida de que gracias a todo el apoyo de mis amigos y mi familia las cosas fueron bien, creo que esa energía llegaba hasta mí.

Vienen a buscarme, y como si fuéramos a hacer el paseíllo (valga el símil taurino aunque detesto la fiesta taurina) nos vamos todos junto al enfermero por los pasillos del hospital hasta el pre-quirófano. Despedida de Ángel, mi pareja, y de mis hermanos, no estoy nerviosa debe ser la mezcla de la pastilla y el que me siento muy protegida.

Es muy curioso, el quirófano está muy iluminado, me reciben mostrándome la mesa de operaciones presentándola como mi cama para ese día, sinceramente me encontraba muy bien. Para más suerte aún ¡el anestesista es español!

En tres horas me operaron, me recuperé y me subieron a la habitación.

El médico confirma que el tumor estaba aislado, lo han podido quitar bien y el ganglio centinela estaba limpio... Respiro con gran alivio y siento como mis hermanos y Ángel también lo hacen. Primera batalla ganada.

Apenas siento dolor, sólo una pequeña molestia y puedo estar medio incorporada, me dieron de cenar y dormí como una bendita hasta la mañana siguiente.

Por la mañana desayuno, visita del kinesiterapeuta para darme las pautas de unos ejercicios para evitar el anquilosamiento muscular y a esperar que vengan a buscarme.

Salgo con toda la batería de medicamentos... no dejan nada al azar, entre analgésicos y cosas para las curas voy bien pertrechada. 



¡A casa! me encuentro tan, tan bien que comemos de camino en un restaurante, estoy que no me lo creo. 

Y después paseo por el lago de Salagou, me apetece ver agua, verde y rojo, la tierra roja de alrededor del lago es tan diferente que no sé aún porqué pero me carga las pilas.

 


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sábado, 23 de julio de 2016

Busca que busca información


Me había prometido a mí misma no buscar demasiada información en internet, te vuelves tarumba si no discriminas un poco. Te encuentras con curas milagrosas, desde frutas exóticas que lo curan todo hasta sustancias recién inventadas y prohibidas por los gobiernos para favorecer a los laboratorios, das con testimonios tan trágicos que te empiezan a temblar las canillas, imágenes tan devastadoras que crees que de un momento a otro te va a explotar la teta... hasta que cierras el ordenador, te tranquilizas y empiezas a utilizar el sentido común. Hay que coger todo con pinzas, o al menos así lo hago yo.

Lo primero que hice fue buscar información sobre el grado y tipo de cáncer que tengo. Es de grado II, no muy agresivo, y hormonodependiente, es decir se "alimenta" de hormonas (estrógenos y progesterona).
Este fue el resultado de la biopsia:

"La histología muestra la coexistencia de un adeno-carcinoma mucinoso coloide mucoso medianamente diferenciado de grado II SBR y de un carcinoma ductal medianamente diferenciado del mismo grado, la lesión es hormonodependiente con un índice de proliferación bastante elevado, la lesión es HRII negativo, por tanto es necesaria una opinión especializada"

Aunque suene fatal resulta que es uno de los tumores de pecho más normales, uno empieza a ver las cosas de otra manera cuando sabe que no es un caso especial, entre otras cosas porque como bien dice mi doctora de cabecera de Madrid, Piluca (un besazo grande si lees algún día este blog), es uno de los cánceres más frecuentes y la vez uno de los que más se curan precisamente por eso.

La terapia habitual para este tipo de cáncer (además de la intervención quirúrgica y la quimio y radioterapia) es la hormonoterapia, mediante el bloqueo de las hormonas en el cuerpo evita que el tumor se pueda reproducir y tiene una duración de cinco años. Esperaré al momento de comenzar esta terapia para buscar más datos, de momento con la operación en vistas.

Más información aquí:


Una forma sencilla de explicarlo es que cuando el torrente sanguíneo pasa por delante del tumor las células cancerígenas "atrapan" las hormonas y se "alimentan" de ellas. Solución: quitarles la comida.

En esta búsqueda de información encontré blogs de otras mujeres que pasan por lo mismo y me ha servido de ayuda el conocer otras experiencias y otros sentimientos que no están nada lejos de los míos. 

"Es fácil creer que somos olas y olvidar que también somos el océano."

Según la estadística 1 de cada 8 mujeres tendrá cáncer de pecho en algún momento de su vida y casi el 80% se cura... bueno, el pronóstico no es tan terrible, diría que halagüeño.

Y ya queda menos para la operación...




viernes, 15 de julio de 2016

Médico, cirujano, pruebas... camino del quirófano

Mi médico de cabecera de Francia me remite al ICM (Institut du Cancer de Montpellier), al Val d'Aurelle, hospital especializado en cáncer. 
Me vienen a la cabeza un montón de "malas ideas" ¿se encontrarán con algo más? ¿me quitarán todo el pecho? ¿sobreviviré a todo esto? Siempre el miedo, es la cabeza que no para de pensar, la mente es muy poderosa... para lo bueno y para lo malo.
Tenemos una amiga en Montpellier que habla un español perfecto así que allá va de intérprete conmigo, cuando entro en el hospital todo el personal es especialmente atento, me siento en buenas manos, bien acogida, los miedos comienzan a apaciguarse.
Me pasan a la consulta del Dr. Saint-Aubert, mientras él llega nos acompaña una enfermera, charlamos sobre el lugar en el que vivo, a qué me dedico, charla aparentemente banal pero que hace que me tranquilice y me centre en otra cosa que no sea el motivo por el que estoy ahí ¡qué cucos!
Cuando llega el médico y comenzamos a hablar y nuestra amiga dice que es la intérprete ¡voilà! el médico habla español perfectamente ¿tengo suerte o tengo suerte? 
Me lo explica todo a la perfección, insiste en que el tumor es de grado II, hormonodependiente, que intervendrán y después se valorará la terapia a seguir. Me explica que durante la operación analizarán el ganglio centinela, y por primera vez entiendo lo que es: si el tumor ha invadido el ganglio más próximo al pecho, que está en la axila, es posible que haya invasión los demás ganglios, por eso ese primer ganglio se llama centinela. Si eso sucediese quitan el ganglio y los cinco siguientes para evitar una propagación por el sistema linfático... por eso el primero se llama "centinela", porque es el primero a la vanguardia, esto parece una guerra; mi gran suerte es que tengo un batallón: mi pareja, mi familia, mis amigos, y médicos que me van a ayudar a vencer esta batalla... ¡ah! y Bety nuestra perra labrador. 



La consulta es el 26 de mayo y la operación se programa para el 6 de junio, y mientras en España... siguen sin llamar.

domingo, 10 de julio de 2016

El principio: el "bultito"

Aquí está, el famoso bultito que te descubres un día en el pecho, no te lo crees, te dices que es grasa, que es posible que cuando te has palpado otras veces no lo has hecho bien, te cambias de postura, que si la última mamografía salió bien... mil excusas por una sola razón: el miedo.
Y dejas pasar el tiempo a ver si el "bultito" se va sólo, pero no dejas de vigilarlo, de tocarlo, de pensar, hasta que un día mi pareja me toca y lo descubre: "¿Te has dado cuenta de que tienes aquí un bulto?" Pues sí, ¿cómo no me voy a dar cuenta, ¡pues claro!, pero me he callado como una tonta, por miedo. Gracias a Ángel, al que el nombre le acompaña, (y a la bronca que me echó) al día siguiente pido cita para hacerme una mamografía.
A todo esto estoy viviendo en Francia, muy cerca de Montpellier, un proyecto editorial y una hartura de España hicieron que cogiéramos los bártulos y nos viniéramos a vivir aquí. Después de un año nos desenvolvemos con el francés, pero no lo suficiente como para hablar con los médicos, pero aún así hago mamografía, ecografía y ahora ya llega el primer susto: hay que hacer biopsia.
Nos vamos para España, allí puedo hacerme la biopsia y además me enteraré mejor hablando con  mis paisanos; aprovechamos para ver a la familia y con mis placas de la mamo y la eco pido cita con mi médico de cabecera, un encanto de mujer que desde el primer momento me apoyó e hizo todo lo que estaba en su mano. 
Pero todo lo que estaba en su mano se diluyó en los recortes y la burocracia de la Seguridad Social española. A pesar de llevar las pruebas, la ginecóloga, que por cierto me exploró con unos guantes de gasolinera, se empeñó en repetirlas, yo no tenía ni pizca de ganas de volver a radiarme y después de 21 días de espera para la consulta de patología de la mama decidí volverme a Francia.
¡Y luego dicen que esto hay que cogerlo a tiempo!
Todo esto pasó durante el mes de abril de 2016, el 19 de de mayo ya tenía el resultado de la biopsia: un cáncer de tipo II sin afectación genética, justo detrás del pezón: hay que operar. 
El susto es considerable, pero hay que echarle "güevos" y tirar "pá 'alante".
A partir de aquí empieza una nueva historia, ahora a apañarme con mi mal francés y la confianza de saber que estoy en Europa, pero en la Europa de verdad.

sábado, 9 de julio de 2016

El cáncer y la madre que lo parió

Esta es  mi experiencia con el cáncer de mama, ¿por qué lo cuento en un blog que puede leer cualquiera? pues sólo para escribir, para expresar lo que siento y lo que me pasa por al cabeza, para contar como va el día a día (aunque no escriba a diario) y si a alguien le sirve, pues genial. A mí me ha ayudado leer las experiencias de otras mujeres que pasaron y pasan por lo mismo, la incertidumbre es menor y cuando entiendes las cosas todo es más fácil.

 
Procuraré no ponerme ñoña, para eso ya están los lazos rosas.
¿Y por qué llamar así al blog? por un chiste que cuenta Ángel, mi pareja. Ahí va:
"Un taxista va a recoger al aeropuerto a un famoso jugador de golf que ha escrito un libro sobre el golf. El taxista le pide al escritor-jugador que vayan a un campo de golf y le muestre su juego. Llegan y al primer golpe la pelota ni se menea, el taxista extrañado le pide que lo intente de nuevo, esta vez la pelota acaba a hacer gárgaras, ni se acerca al hoyo. El taxista cada vez más extarñado le pregunta: Oiga, ¿y cómo se titula su libro? el jugador responde: El golf y la madre que lo parió".
Pues así es el cáncer, una lucha continua, pero que de una manera u otra uno puede superar.  
De ahí llamar al blog "El cáncer... y la madre que lo parió".