domingo, 31 de julio de 2016

Operación del tumor

Bueno... pues ya llegó el día.

Nervios, miedo por si se encuentran con algo más o el ganglio centinela está afectado, la preocupación normal de la anestesia general ¡yo qué sé! mil cosas que bullen sin parar en la cabeza.

Ángel me lleva en al moto a ver "Le cirque de Navacelles", un regalo, me empapo del aire fresco y puro de la naturaleza, quiero ir bien cargada de todo lo bueno que me rodea... gracias Ángel, por estar pero sobre todo por ser.

El día 5 llegan desde España mi hermana, mi hermano y mi cuñado. Merce, Luis Mari y Jose. He de reconocer que reconforta mucho tener a tus hermanos al lado. Somos tres hermanos, yo soy la mayor y les llevo seis y siete años, pero de repente ellos cuidan de mí, cuando siempre fui yo la responsable.

Dejamos a Bety con unos vecinos, me dio pena despedirme de ella, supongo que los nervios me traicionaban y la abracé antes de irme, sólo conseguí ponerla nerviosa... luego nos contaron que por al noche lloró y aulló un par de veces, no sabía dónde estaba, pobre. 


Ingreso el mismo día a las 7:30 de la mañana, antes de comenzar la operación viene una enfermera para confirmar todos los datos, hasta ahí es lo normal pero empezó a preguntarme cuáles eran mis miedos, mis preocupaciones.
Estuvimos casi una hora y media hablando, para mí ha sido bastante sorprendente, hace más de 25 años que no entro a un quirófano y la experiencia fue muy distinta, me sentí como si fuera alguien anónimo, sólo un caso a operar. Ahora ha sido muy diferente, me sentía realmente acompañada, mi mayor preocupación era que que me curase, que no encontraran nada más que lo que ya se había visto en la resonancia, y el dolor... tenía miedo al dolor. Todo eso lo anotó y me aseguró que iban a hacer todo lo posible por evitarme el dolor, aunque me dijo también que la cirugía de la mama no es dolorosa. 

 Me dan la pastilla del "atontamiento", un sedante. ¡Y cómo funciona! en media hora estaba medio dormida y muy tranquila. 

Mientras, mis hermanos y mi cuñado informando a toda la familia, cada día estoy más convencida de que gracias a todo el apoyo de mis amigos y mi familia las cosas fueron bien, creo que esa energía llegaba hasta mí.

Vienen a buscarme, y como si fuéramos a hacer el paseíllo (valga el símil taurino aunque detesto la fiesta taurina) nos vamos todos junto al enfermero por los pasillos del hospital hasta el pre-quirófano. Despedida de Ángel, mi pareja, y de mis hermanos, no estoy nerviosa debe ser la mezcla de la pastilla y el que me siento muy protegida.

Es muy curioso, el quirófano está muy iluminado, me reciben mostrándome la mesa de operaciones presentándola como mi cama para ese día, sinceramente me encontraba muy bien. Para más suerte aún ¡el anestesista es español!

En tres horas me operaron, me recuperé y me subieron a la habitación.

El médico confirma que el tumor estaba aislado, lo han podido quitar bien y el ganglio centinela estaba limpio... Respiro con gran alivio y siento como mis hermanos y Ángel también lo hacen. Primera batalla ganada.

Apenas siento dolor, sólo una pequeña molestia y puedo estar medio incorporada, me dieron de cenar y dormí como una bendita hasta la mañana siguiente.

Por la mañana desayuno, visita del kinesiterapeuta para darme las pautas de unos ejercicios para evitar el anquilosamiento muscular y a esperar que vengan a buscarme.

Salgo con toda la batería de medicamentos... no dejan nada al azar, entre analgésicos y cosas para las curas voy bien pertrechada. 



¡A casa! me encuentro tan, tan bien que comemos de camino en un restaurante, estoy que no me lo creo. 

Y después paseo por el lago de Salagou, me apetece ver agua, verde y rojo, la tierra roja de alrededor del lago es tan diferente que no sé aún porqué pero me carga las pilas.

 


Si alguien quiere preguntarme algo y puedo ayudar aquí está mi email:

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